Del narcotráfico al púlpito: Pastor en Nueva York relata cómo Cristo transformó su vida tras ocho años en prisión

Lo que comenzó como una vida marcada por el crimen y la violencia en las calles del Bronx, terminó en un testimonio de redención y restauración espiritual. Rafael Martínez, de origen dominicano, pasó de ser narcotraficante a pastor, luego de vivir una experiencia radical con Jesucristo durante su tiempo en prisión.
A los 24 años, Martínez se encontraba inmerso en el mundo del narcotráfico, atraído por el dinero fácil y la vida acelerada. Pero su estilo de vida tuvo un punto de quiebre cuando fue arrestado en una operación policial que casi le cuesta la vida: siete detectives dispararon contra él en un intento de captura.
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Aunque sobrevivió milagrosamente, fue condenado a ocho años de prisión. Allí, lejos del ruido de la calle, encontró algo inesperado: un encuentro con Dios que marcaría el inicio de su transformación.
“Cuando estuve preso un hombre entró a la prisión predicando que hay que acordarse del Señor en los días de la juventud, eso impactó mi vida”, relató el pastor Martínez.
Movido por esa predicación, experimentó un profundo arrepentimiento: “Luego de esa predicación duré muchos días en los pasillos con lágrimas y con una actitud de arrepentimiento”, añadió.

Durante su tiempo en prisión, Martínez se enfocó en el estudio, completando su educación secundaria y sumergiéndose en el aprendizaje de Teología y Hermenéutica. Su conducta ejemplar y el evidente cambio en su vida fueron reconocidos por las autoridades, lo que le permitió salir en libertad anticipada a los 32 años.
Desde su salida, ha dedicado su vida al servicio cristiano y comunitario. Hoy es pastor del Centro Internacional de Adoración Habacuc 3.2, junto a su esposa Antonia Martínez, en el Bronx, y también se desempeña como empresario en el sector de la construcción.
A lo largo de sus 35 años de vida cristiana, Martínez ha trabajado con ministerios carcelarios y programas de ayuda comunitaria, llevando abrigo, comida y esperanza a quienes más lo necesitan.
“Si se puede estar en Cristo, Él me cambió, cuando uno confiesa con su boca que Jesús es el Señor y cree en su corazón que Dios se levantó entre los muertos”, concluyó el pastor.
Su historia sigue inspirando a muchos, como ejemplo de que ningún pasado es tan oscuro que no pueda ser transformado por el poder de Dios.