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¿Se siente triste en este Día de Acción de Gracias? Piense en esto

¿Se siente triste en este Día de Acción de Gracias? Piense en esto

Unsplash/ Kiy Turk

En la tradición judía, la gratitud no es solo un sentimiento. Es una respuesta a una pregunta sagrada. Esa pregunta es *“Ayeka?”* —¿Dónde estás?

Es la primera pregunta que Dios le hace a la humanidad en el Jardín del Edén, pronunciada en un momento en que todo ya ha salido mal. Adán se esconde. La relación está fracturada. Y aun así, Dios viene a buscarlo: “¿Dónde estás?”.

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Dios no está preguntando por la ubicación de Adán. Él pregunta: ¿Dónde estás en este momento? ¿Qué defiendes cuando el mundo parece incierto o injusto? ¿Quién eliges ser? No es una acusación. Es una invitación a ser encontrado.

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Y la respuesta que nos da nuestra tradición es la respuesta de nuestro patriarca Abraham: *“Hineni”*. “Heme aquí”.

*Hineni* es un compromiso: la valentía de dar un paso al frente cuando el camino no está claro, de responder al llamado de Dios no porque la vida sea fácil, sino porque confiamos en que Él camina con nosotros. Es el lenguaje de la fe en acción, que responde a la presencia de Dios con la nuestra, incluso cuando no podemos ver el camino a seguir.

Desde el 7 de octubre, he escuchado palabras que no creía que el corazón humano pudiera pronunciar.

Me he sentado con familias de rehenes que, entre lágrimas, me dijeron: “Otros están peor; nosotros todavía tenemos esperanza”.

He conocido a padres que enterraron a sus hijos y susurraron: “Gracias a Dios, pudimos darles sepultura. Gracias a Dios pudimos despedirnos”.

He escuchado a mujeres que se encargan solas de sus hogares mientras sus esposos han servido durante meses en las reservas; mujeres agotadas y valientes, que aun así decían: “Él volverá a casa. Otras familias lo perdieron todo”.

Esto es *Hineni* vivido en la práctica. Esto es resiliencia espiritual, la clase de resiliencia que ha sostenido al pueblo judío a través de cada capítulo de nuestra historia.

Nuestra tradición enseña esto a través de la historia del Mar Rojo. El primer cántico de la Biblia no se entona después de que los israelitas alcanzaran la seguridad, sino mientras los muros de agua se levantaban a cada lado y el peligro los acechaba. Cantaron porque reconocieron el milagro de ser llevados adelante. Cantaron porque la gratitud no espera la certeza.

Esto es el Día de Acción de Gracias: no la ausencia de miedo, no la comodidad de las respuestas fáciles, sino la gratitud en medio de lo desconocido, porque confiamos en que Dios camina con nosotros.

Visto a través del lente de *Hineni*, el Día de Acción de Gracias no es solo una festividad en el calendario. Es una práctica diaria, una forma de presentarse ante Dios con presencia, propósito y un corazón abierto. Y a menudo, cuando la gratitud parece más difícil de encontrar, es cuando más la necesitamos.

Este año, la pregunta de *Ayeka* llega a cada uno de nosotros: “¿Dónde estás?”. ¿Dónde estás en una cultura que nos dice que nunca tenemos suficiente?

¿Dónde estás cuando Dios te llama a hacerte presente con compasión, fe y claridad? El Día de Acción de Gracias nos invita a responder de todo corazón: *Hineni*. Heme aquí.

Heme aquí, eligiendo la gratitud incluso en la adversidad.

Heme aquí, encontrando las bendiciones que de otro modo pasaría por alto.

Heme aquí, no porque tenga todo lo que quiero, sino porque he sido encontrado por Aquel que pregunta dónde estoy.

En este Día de Acción de Gracias, que cada uno de nosotros tenga el valor de responder a la serena pregunta de Dios con la fuerza de *Hineni*. Que reconozcamos las bendiciones que perduran incluso cuando todo lo demás se estremece. Y que recordemos que la gratitud no es el resultado de una vida perfecta, sino la práctica que llena cada vida de significado, propósito y esperanza.