Nuevos horizontes en la política internacional: La sorprendente alianza entre el rey Abdalá II y Donald Trump
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La reciente conferencia de prensa entre el Rey Abdalá II de Jordania y el presidente Donald Trump fue sorprendente por varias razones, pero me enfocaré en tres.
Primero, es significativo que, después de recibir al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, como el primer líder extranjero en reunirse con Trump, el segundo líder en visitarlo haya sido el Rey Abdalá II de Jordania, un líder árabe.
Esto dice mucho sobre las prioridades internacionales de la administración. Su objetivo es claro: buscar una solución a este conflicto.
Basta con ver lo que ha ocurrido en los últimos cuatro años: el caos y las protestas violentas que se apoderaron de nuestras universidades, poniendo en riesgo la seguridad de los estudiantes y discriminando abiertamente a los judíos; el desastre en Afganistán, que permitió que un régimen terrorista y represivo retomara el control del país; la guerra entre Rusia y Ucrania; y ahora la guerra entre Israel y Hamas, financiada en parte con fondos que la administración anterior facilitó a Irán.
Hay demasiado en juego, mucho más de lo que muchos alcanzan a percibir. Pero el liderazgo actual comprende la gravedad de la situación y sabe que esto debe ser una prioridad nacional.
Segundo, el Rey Abdalá dijo algo muy significativo a Trump:
"Realmente creo que, con todos los desafíos que tenemos en el Medio Oriente, finalmente veo a alguien que puede llevarnos hasta la meta para traer estabilidad, paz y prosperidad a toda la región."
Esa es una declaración fuerte. Está diciendo que, después de tantos intentos fallidos de lograr la paz, por fin ve un líder capaz de hacerlo realidad.
Ahora bien, ningún líder es perfecto, pero el liderazgo importa. Hay líderes que saben cómo mover los hilos y ejercer la influencia necesaria para que las cosas avancen, logrando respeto—o incluso temor—en el escenario mundial. Y nos guste o no, ese tipo de liderazgo juega un papel clave en la política global. No vivimos en un mundo ideal. Las naciones son dirigidas por personas imperfectas y el poder es una realidad.
Pero, por supuesto, esto no se trata solo de Trump o de un individuo en particular. Los líderes representan algo más grande que ellos mismos: representan gobiernos, economías y la seguridad de sus países. Y en este caso, las palabras del Rey Abdalá no solo hablan de Trump, sino de cómo el mundo percibe a los Estados Unidos.
Esto demuestra que, como nación, podemos volver a ser respetados en el escenario internacional. Y cuando eso sucede, no solo impacta la política global, sino que también influye en nuestra propia vida, en nuestra economía, en nuestra seguridad y en el bienestar de quienes nos rodean.
Somos parte de una comunidad global. Y cuando EE.UU. lidera con fortaleza y respeto, no solo impactamos nuestro propio futuro, sino también el de todos a nuestro alrededor.