La Biblia le está hablando a una nueva generación... y ellos están escuchando

Nuestro mundo parece estar desmoronándose moral, cultural y espiritualmente. El caos domina los titulares, la indignación inunda nuestras redes sociales y el ritmo del cambio deja a muchos sintiéndose desorientados y a la deriva.
Los jóvenes, en especial, están creciendo en una era que lo cuestiona todo, incluida la verdad misma. Sin embargo, en medio de toda esta incertidumbre, algo inesperado está sucediendo: la Generación Z está recurriendo a uno de los textos más antiguos e influyentes de la historia de la humanidad: la Biblia.
[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
Puede que esto le sorprenda. Las encuestas muestran que la Generación Z es la generación menos "religiosa" en el sentido tradicional en la historia de Estados Unidos. Pero las ventas de la Biblia han aumentado más de un 20 % en el último año, el contenido sobre las Escrituras es tendencia en TikTok, y los estudios bíblicos universitarios y los ministerios en los campus se están llenando. Para una generación criada en las redes sociales y el escepticismo, las antiguas palabras de las Escrituras de repente están resonando más fuerte que nunca.
¿Por qué? Creo que es porque la Biblia ofrece lo que la cultura moderna no puede.
Primero, la Biblia proporciona permanencia en un mundo definido por el cambio constante.
Cuando tu vida está regida por aplicaciones diseñadas para quedar obsoletas en un año, las palabras de Jesús tienen un tipo de autoridad excepcional. Sus enseñanzas no desaparecen con un deslizamiento de pantalla ni pierden vigencia. Han perdurado durante dos mil años porque responden a las preguntas que toda generación se hace: ¿Qué está bien y qué está mal? ¿Qué le da sentido a la vida? ¿Cómo soportamos el sufrimiento y encontramos esperanza?
Segundo, las Escrituras ofrecen comunidad en una cultura de aislamiento.
La Generación Z es la generación más conectada en línea y la más solitaria en la vida real. Sin embargo, cuando los jóvenes abren la Biblia, se unen a una familia que se extiende a través de siglos y continentes. Las cartas de Pablo, los Salmos de David, las historias de aquellos que caminaron con Jesús, todo nos recuerda que la fe no es un experimento individual. La fe es una historia compartida. La Biblia le dice a cada lector: "No estás solo".
Tercero, la Palabra de Dios invita a la reflexión en lugar de a la reacción.
La vida digital recompensa la indignación y la velocidad. La Biblia llama a la quietud y la humildad. No se puede leer el Sermón del Monte de forma superficial y apresurada. Hay que detenerse y escuchar. De esa manera, las Escrituras se convierten en una forma de resistencia a la distracción, un lugar donde los ansiosos y los que buscan pueden finalmente respirar.
Los escépticos pueden llamar a esto una moda pasajera, pero la historia dice lo contrario. Cada período de agitación lleva a la gente de vuelta a los fundamentos. Después de guerras, pandemias y revoluciones culturales, las sociedades redescubren los textos que les dieron un fundamento moral y espiritual. Así que, aunque veamos este despertar entre la Generación Z como algo nuevo o sin precedentes, la verdad es que este es un tema recurrente cada vez que una generación busca esperanza y significado.
He sido testigo de esta hambre de primera mano. Los jóvenes no quieren eslóganes ni frases de efecto. Quieren saber: ¿Cómo sabemos lo que creemos? ¿De dónde vinieron estas palabras? ¿Por qué perduran? Para responder a esa pregunta, me propuse rastrear cómo se escribió y preservó la Biblia, lo que culminó en el documental histórico *Oracles of God*. Esta es una lección de historia de la que todas las generaciones se beneficiarán, ya que responde a la antigua pregunta: ¿Es la Biblia confiable?
Las respuestas que la gente está encontrando en las Escrituras van más allá de tradiciones o dichos antiguos. Estas palabras de Jesús y las historias del Nuevo Testamento están vivas y continuarán inspirando a las generaciones venideras. En tiempos de incertidumbre, la Biblia nos recuerda que la verdad no es frágil y que la esperanza nunca pasa de moda.
Como escribió Isaías: "La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Isaías 40:8).
Esa promesa eterna es una que esta generación parece dispuesta a redescubrir.