Miklos Lukacs: “Lo que está en juego es nuestra humanidad misma”

MONTEVIDEO, URUGUAY — En una intervención contundente durante un reciente evento, el analista peruano Miklos Lukacs de Pereny lanzó una advertencia clara: las amenazas más peligrosas del siglo XXI no son políticas ni económicas, sino espirituales y antropológicas. La cobertura fue originalmente reportada por Diario Cristiano Internacional.
Lukacs, analista y autor especializado en ciencia, tecnología y política, sostuvo que estamos frente a un intento global de reconfigurar la naturaleza humana en nombre del “progreso”, especialmente desde ideologías como el transhumanismo, el feminismo radical y la ideología de género.
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“Lo que estamos viendo es una reconfiguración del concepto de ser humano en nombre del progreso tecnológico, y eso nos lleva directamente a su deshumanización”, declaró ante una audiencia conformada por líderes políticos, sociales y religiosos de más de 15 países.
Según Lukacs, este fenómeno busca llevar a la humanidad hacia un “paraíso terrenal sin Dios”, donde se normalizan prácticas como la edición genética, las quimeras, y la fusión entre cuerpos humanos y dispositivos conectados.
Una crítica al cientificismo y la religión secular
Durante su discurso, Lukacs denunció el avance del cientificismo como una forma de religión secular que anula la dimensión trascendente del ser humano.
“La ciencia no puede explicar el propósito de tu vida ni darte criterios morales. Si decimos que solo la ciencia es verdad, le estamos quitando al ser humano su humanidad”, enfatizó.
Señaló que esta visión reduce al ser humano a lo material y lo racional, dejando fuera su espiritualidad, sus emociones y su sentido de propósito. También criticó el concepto liberal de libertad absoluta, argumentando que “la libertad no es para hacer lo que uno quiere, sino para servir a los demás y vivir con propósito”.
Una propuesta: el bioconservadurismo
Ante este escenario, el analista propuso una nueva corriente que denominó “bioconservadurismo”, la cual busca proteger la dignidad humana, la familia natural y los límites éticos del avance tecnológico. Subrayó que esta causa no debe dividirse en términos partidistas o ideológicos tradicionales.
“Esta no es una lucha entre partidos. Es una lucha entre quienes quieren preservar lo humano y quienes lo quieren destruir en nombre del progreso”, afirmó.
Publicado originalmente en Diario Cristiano Internacional.